viernes, 3 de septiembre de 2010

Donde no existen las clases gobernantes

Durante la pasada legislación, presentamos un proyecto de ley para la creación de una institución especializada en la formación y actualización de líderes comunitarios con aspiraciones de representar a sus comunidades en funciones legislativas, tanto ante los gobiernos locales como en el Poder Legislativo.

Esa propuesta fue dejada de lado por diputados invitados a participar en la introducción conjunta para su puesta en agenda, frustrando una inocente intención de contribuir con un mecanismo que enfrente la justificada critica a la gestión de los legisladores, según la percepción de la población dominicana-

Este proyecto contempla la creación del Instituto de Formación Legislativa, con el objetivo central de dotar a los lideres comunitarios de los instrumentales necesarios para la representación de la población en las tareas de crear y actualizar el marco legal que rige la sociedad dominicana, además de las otras funciones que la Constitución le reconoce a regidores, diputados y senadores.

Una de las características más destacable es que los candidatos no sean pre elegidos para elecciones, sino que su capacitación debe ser antes de estar calificados para participar en unas elecciones oficiales. El propósito de algunas condiciones para la calificación de los participantes es el disponer de tiempo suficiente para el cumplimiento de un ambicioso programa de formación teórico-práctica que garantice la mejor representación de los electores en la defensa de los intereses de la sociedad.

La experiencia de ver pasar tantos legisladores sin penas ni gloria, aunque si con alforjas repletas, nos conminó a la orquestación de esta propuesta, mas aun, contemplando el deterioro social y económico que ahora hace mas fácil la escogencia de cualquier pelafustán que por disponer de dinero, y sin importar su procedencia, acceda a los estamentos que la historia nos indicaba como espacios honorables reservados a lo mejor de la sociedad.

Todo esto a propósito de la amarga experiencia de contemplar y escuchar atónito, a un bisoño debutante con aspiraciones de legislador, arremeter contra la prensa del país, endilgándole culpabilidad de la mala reputación de los legisladores de acuerdo a las expresiones de las comunidades. Esa pobre comparecencia en el debut del infortunado jovenzuelo no fue de todo sorpresa debido a que en sus espacios televisivos en época de campaña, y anteriormente, como profesional de programas con contenido humorístico, solía emitir consideraciones extremistas, justificando así su trunca formación militar de su pasado reciente.

Legislar se ha convertido en un relajo; en una forma fácil de multiplicar un dinero invertido; de agenciarse un poder desconocido del cual no se es capaz de bien administrar; también se ha convertido en un ejercicio denigrante que antes de reconocimiento, concita el desprecio de muchos, al extremo de que, tal vez injustamente, se califiquen a todos igual: vagos y corruptos.

Aunque el mas reconocido padre de la Patria citó a la política como “la mas noble de todas las ciencias”, los malos dominicanos han desvirtuado esa verdad con sus malas artes, al extremo de que muchos consideran que el político es igual a delincuente, sin importar que la mejor forma de servirle a una sociedad es por medio de un buen ejercicio de los principios de las ciencias políticas.

Por suerte, el hoy Diputado Jiménez, BIS, Provincia Santo Domingo, es joven y con seis años por delante, tiene la oportunidad de aprender a ser legislador, a pensar racionalmente, a no creer que tiene la verdad absoluta, y que no se puede defender lo indefendible a base de injurias.

También debe aprender a que el tiempo es inexorable, que las posiciones son transitorias, y que algún día volverá a deambular entre la gleba, porque siempre se ha dicho que “el matador regresa ante el cadáver de su víctima”.

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