domingo, 12 de julio de 2009

Las razones de Marx

Uno de los argumentos que ha sustentado la lucha de clases es la explotación de los pobres por los ricos para obtener riquezas. Muchas de estas teorías políticas han sido desnaturalizadas debido a la naturaleza del ser humano.


Las asociaciones de empresarios del país tienen razón al cuestionar a los funcionarios políticos por los actos de corrupción, el proselitismo, el clientelismo, la transparencia, el uso racional y equitativo de los dineros del Estado, y otras tantas exigencias.

El sector industrial, comercial, importador y exportador, los productores de alimentos, todos aglutinados en el quintil superior y mas rico de la pirámide socio-económica de nuestro país, es el responsable de crear la riqueza del país, de crear los puestos de trabajos para pobres, clase media y ricos; son también los que aportan conjuntamente con la banca, los capitales que demanda la economía productiva que debe beneficiarnos sin distingo alguno.

Tantas responsabilidades han empoderado a la clase alta del país, al extremo de que gobiernos y opositores circunstanciales se han arrodillado a sus predilecciones. Su poder llega al extremo de que los convierten en factores de decisión en la escogencia del presidente de la República, basta una amonestación, como ha sucedido, para inclinar el voto de sus empleados. Recientemente vivimos la conjura de este sector en contra del PRD, al extremo de que empleados del sector avícola fueron aconsejados para el ejercicio del voto, argumentando el cierre del negocio en una eventual elección contraria a sus intereses.

Reconociéndoles sus atributos, también debemos considerar otros componentes de las relaciones obrero-patronal-gobierno. Porque si bien es cierto el papel protagónico del empresariado, no es menos cierto el rol que desempeña el obrero en la producción, y como ente rector, que debiera ser, el del Estado.

Por lo que consideramos que también es obligación del empresariado hacer ejercicios de transparencia en su gestión de beneficios, y conjuntamente con la demanda de transparencia, honestidad y solidaridad, debiera practicarla. Especialmente en el caso de su negativa al aumento del salario mínimo por razones económicas, debieran exponer a la opinión pública sus estados financieros, sus nóminas de pagos a los niveles medios y altos, los paquetes de beneficios marginales que reciben sus altos ejecutivos, sus tributos al Estado, y los niveles de evasión tributaria, desviación de las concepciones privilegiadas, las asignaciones de policías y militares, los resultados del lobismo, y los beneficios onerosos como el aporte al HOMES, las concepciones de explotación de los recursos naturales, la isla artificial, el regalo de Sans Souci, el despilfarro en las empresas mixtas del sistema energético, y otras perlas oficiales.

Irrita al que tiene sentimientos de solidaridad ver y escuchar a damas y caballeros tan emperifollados, negociadores representantes del sector patronal, justificar el alza salarial de un 15%, que significa en la mejor de las situaciones, apenas un aumento de aproximadamente mil pesos, infelices que reciben menos de 300 pesos por día.

Lo que muchos no han tomado en cuenta es que este aumento apenas es un pellisquito para los empresarios, porque la mayoría de los empleados privados superan el salario mínimo, a veces ex profeso, a veces por capacidad de trabajo, lo que quiere decir que los beneficios de los empresarios van a salir ilesos, porque según es de insignificante el aumento, así es también el número de empleados que califican en sus nóminas.

Cabe destacar la observación de no abusar de su suerte, los empresarios saben muy bien que en una explosión social, ellos son los que más tienen que perder, y aunque el pueblo está pacientemente esperanzado en las elecciones futuras, no se debe destacar un grito colectivo por impotencia ante tantos abusos.

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