jueves, 12 de agosto de 2010

El Precio de la Incapacidad Política

La gestión de recaudación de los tributos de la sociedad dominicana se reputa como la más efectiva de todo el estamento del Estado dominicano. Tiene un profesional en materia de gerencia, y un sistema científico de administración, que sin dejar de sonreír y ser amable, no deja de ejecutar sus programas científicamente planificados.

El Poder Ejecutivo no ha podido presentar soluciones a ninguno de los problemas existentes, soluciones a las cuales se comprometió para concitar el apoyo de los votantes. Con la ejecución de aproximadamente dos trillones de pesos en los últimos seis años de gobierno, el gobierno ha dado zarpazos en intentos de agenciar soluciones a estos problemas, con el agravante de que antes de reducirse, se han agravado.

La simple explicación se encuentra en la ausencia de planificación para la construcción de sistemas que de manera eficaz, integre soluciones a todos los componentes del sistema en cuestión.

Lo antes dicho también explica la gravedad de la calidad de la salud pública que debe ofertar el Estado, además de la rectoría de este servicio ofertado por el sector privado. El dengue debe ser una enfermedad de pobre incidencia en los niveles de morbilidad en una sociedad moderna, esto es porque los programas de prevención de enfermedades epidémicas han comprobado su eficacia en el control de estas afecciones.

Países como Venezuela, o Cuba registran un elevado número de pacientes afectados de dengue, y sin embargo, su mortalidad es tan insignificante que su referencia estadística se relaciona con un tanto por cien mil.

El Ministro de Salud se ha ganado respeto profesional como médico, pero como gerente ha concitado el rechazo de un significativo número de ciudadanos, al extremo de que las frecuentes encuestas con interactivos radiales lo condenan al destierro para los cambios que debe hacer el Ejecutivo el próximo 16 de agosto.

Desde siempre el Sr. Ministro ha dado muestras fehacientes de incapacidad administrativa cuando en su vedetismo, justificó su negación a mejorar el pago a los profesionales médicos a la inasistencia de éstos, lo que no es aceptable, porque es función de todo gerente hacer cumplir las condiciones contractuales de ambas partes, y la ley le da la facultad de imponer sanciones a quienes incumplan, al extremo de terminar el contrato de trabajo.

De igual manera, las condiciones deprimentes de los hospitales es responsabilidad de la política de salud del Ministerio. Tanto su administración, como los programas y protocolos son responsabilidad del Ministerio.

La responsabilidad del diseño y ejecución de una política de Estado, en este caso de la salud pública, es la de estructurar programas de salud en todos los niveles requeridos; ejecutar el presupuesto asignado de manera que sus resultados sean medibles. Esta simple enunciación contiene la construcción de obras de infraestructuras, equipamiento, contratación de personal, capacitación de personal, abastecimiento de insumos, y control de la eficiencia y eficacia tanto de los servicios, como del presupuesto.
Deplorablemente en estas responsabilidades, el afortunado ministro de salud ha fracasado, no puede aportar una sola realización.
La experiencia que hemos vivido en esta media isla con los secretarios de Estados y ahora con los Ministros de Salud y Educación, nos motivaron a discutir una propuesta de ley que establezca un perfil para el nombramiento de, en lo adelante, ministros de Salud y Educación, sustentado primordialmente en la prohibición de nombrar un secretario de Salud por ser médico, o un secretario de Educación por ser maestro.

Por lo que ministros de estas dos instituciones deben ser profesionales calificados en el área de Administración de Empresas o Proyectos, y que si en dado caso apareciere un candidato medico o maestro con esta capacidad podría ser elegible. Y esta propuesta la sustentamos en que un Ministerio es una estructura para diseñar y ejecutar un proyecto, no es un hospital o una escuela, es mucho más que eso.

Las funciones técnicas serían responsabilidad ejecutiva de los vice ministros de salud y de educación en los respectivos ministerios, de suerte que la principal responsabilidad del ministro sea la de dirigir el staff de especialistas de su estructura en la ejecución del proyecto y la consecución de todos los objetivos individuales y el final según lo establecido en la planificación a corto, mediano y largo plazo.

Si el Ministro de Salud tuviera capacidad gerencial, estuviéramos disfrutando de un sistema de seguridad social garantista del derecho a la salud de todos los dominicanos; tuviéramos una red de hospitales de segundo nivel desconcentrado y auto sostenible, con condiciones optimas en salubridad, equipamiento, insumos y recursos humanos.

Pero lo mas importante, tuviéramos un sistema periférico de Centros de Salud para Consultas Externas que faciliten a los que menos pueden el acceso a la salud preventiva, que se inicia con la consulta externa. Ese sistema contendría un programa de Médico del Hogar, para reducir la hostelería de los servicios de salud prestados en hospitales de especialidades ya que es de todos sabido que el alto índice de camas desocupadas en un hospital, es sinónimo de un servicio de salud de calidad.

Si hubiésemos tenido un gerente capaz en la rectoría de la salud publica, hoy no tendríamos las decenas de muertes de niños y adolescentes, que hoy lloran las familias dominicanas, lamentablemente, las que menos pueden, las mas pobres.

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