lunes, 16 de agosto de 2010

¿Hasta cuándo?

La percepción de sectores sociales es que nuestro sistema de educación escolar en los niveles primarios, secundarios y superiores es deficiente, y a la fecha nos tiene estancados, al extremo de colocarnos en la escala inferior de los valores de escolaridad de nuestra latitud.

Los resultados de las Pruebas Nacionales, el índice de algo mas que un quinto grado de escolaridad, el porcentaje de abandono antes de completar el nivel de secundaria, y las graves deficiencias de los que terminan una profesión, son pruebas imbatibles de que adolecemos de un sistema integral de formación del hombre para estos tiempos.

Con una estructura sistémica tan deprimente y poco motivadora se debe comprender las razones del desinterés de la juventud de estudiar y ver en la educación la mejor forma de ganarle la batalla a la pobreza, que además de excluyente, flagela la existencia de los que menos pueden.

Un sistema integrado por una infraestructura tan deprimente como miserable, porque pasar seis horas en una escuela sin butacas aceptables, sin ventilación apropiada, sin servicios sanitarios y agua potable; con profesores mediocres, administradores incapaces, y la pesadez de “estudiar” a secas, sin un adornito, o caramelito que lo haga mas digerible, debemos colegir que no es muy difícil atraer a esa juventud al panal de lo prohibido. Se ha validado aquello de que lo bueno hace daño.

Los métodos científicos de articulación de soluciones nos enseñan que es obligatorio determinar las causas de los problemas antes de darle solución. Y muchos de los problemas que acusa nuestra sociedad deben ser solucionados desde su origen, es decir, detectando las causas que los originan, revisando el sistema para identificar la parte disfuncional de sus componentes.

La crisis de nuestra sociedad tiene sus actores principales maleados; madres solteras iniciadas antes de los quince años; madres menores de edad criando niños; 40% estimado, de hogares matriarcales; dos de cada diez niños terminan el bachillerato; ocho de cada diez actos de raterismo realizado por menores de edad; pandillas organizadas compuesta por menores de veinticinco años de edad; una prostitución barrial disfrazada como respuesta a las limitaciones económicas de niñas y jóvenes empobrecidas; una población joven, sin futuro a la vista, tentado por la vía fácil de hacer dinero; impotencia ante la opulencia exhibida en el medio social; ausencia de política oficial de asistencia social a la población sin apoyo económico.

No es suficiente un desayuno escolar, si este es deficiente, rechazado por los que deben ser beneficiados y cómplice de indelicadezas. Tampoco aporta soluciones a una campaña para impartir mil horas de clases, si esas horas de clases no satisfacen los objetivos de una educación básica eficaz, si partimos que los programas de estudios no contribuyen con los objetivos de escolaridad, y mucho menos los profesores están en capacidad para ejecutarlos, ni están motivados económicamente para ser proactivos.

Aunque el entonces Secretario de Educación declaró que no requeria de mayor presupuesto para su cartera debido a que no tenia en qué gastarlo, lo cierto es que se requiere tres veces el presupuesto actual para implementar un sistema de educación integral, motivador, productivo, educativo, formativo del individuo, que provea a la sociedad los tres niveles de profesionales que requieren estos tiempos modernos para una sociedad en estado aldeano como la nuestra. Precisamos mano de obra calificada, porque no tenemos técnicos eléctricos, mecánicos industriales, técnicos en metal mecánica que fabriquen piezas, terminadores de ingeniería y decoración, producidos a partir de esa pléyada de jóvenes que no tienen vocación universitaria, o que por circunstancias se deben incorporar prontamente a los medios de producción.

También necesitamos formar técnicos profesionales para la supervisión y ejecución de los niveles medios que amparen a los jóvenes con vocación de estudios, pero de baja aptitud de escolaridad que les impediría ser buenos profesionales académicos. De esta población formaríamos los planos medios de ejecución como jefes de obras, tecnólogos de la salud, supervisores de líneas de ensamblajes, operadores de sistemas, plantas e instrumentistas, entre otros.

Finalmente formaríamos los profesionales académicos que su nivel de aptitud escolar determine su mejor ámbito de formación profesional y que mediante una planificación cuantitativa y cualitativa, se formen gradualmente la legión de profesionales que requiere nuestra economía para su crecimiento y desarrollo socio económico.

Se requiere tal cantidad de dinero porque la educación cuesta en proporción a sus bondades, ninguna sociedad ha podido crecer, desarrollarse, reducir la pobreza sin alcanzar grados de educación que haga viable la producción colectiva de bienes y servicios.
La educación no es solo matemáticas y ciencias, también es música, pintura, teatro, deportes, comodidad, interacción social, alimentación, motivación, respeto, afecto, importantizar a los que nos rodean.

Lógicamente, estos aspectos escapan del horizonte del maestro Ministro de Educación, porque sus funciones gerenciales difieren de sus experticias como maestro de escuela. Dirigir un sistema de educación no tiene nada que ver con impartir clases, sino de crear el medio ambiente para que los subalternos ejecuten sus funciones. Es crear política de educación a partir de un trabajo en equipo que debe acompañarlo. Es agenciarse la disposición de centros de enseñanzas que satisfagan los requerimientos para la formación básica de futuros hombres de trabajo. Un centro de enseñanza es algo mas que una mole de cemento que contiene aulas para sentar muchachos a agotar mil horas de clases presenciales, también es un espacio para ejecutar programas de música, de pintura, escultura, baile, teatro, desarrollo del individuo, socialización, servicios a la comunidad, desarrollo de lideres, también es indagar en el interior de los jóvenes para detectar afectos y desafectos para una mejor orientación al individuo.

Estaremos avanzando cuando los ministros de educación sean especialistas en gerencias y no maestros de escuelas.

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