domingo, 8 de agosto de 2010

EL PRECIO DE UN PECADO

Dominicanos han cuestionado la expresión y comportamiento del Presidente Mejía cuando durante su gestión prohibió tocar al "Presidente Fernández, ni aun con el pétalo de una flor". Esto así, porque muchos estamos convencidos de que el gobierno peledeísta fue corrupto y abusivo; indolente y servil a las grupos explotadores de la pobreza dominicana.

El no haber enviado a los ladrones de los dineros de los contribuyentes a la Justicia, le permitió a Leonel conspirar conjuntamente con los enemigos del PRD, y la oligarquía que drenaba la economía, mientras el gobierno inyectaba dólares para contrarrestar los efectos inflacionarios de las medidas de solución a la crisis bancaria.

Un gobierno con aciertos y desaciertos es juzgado por los viles y por los analfabetos funcionales, como uno de los peores gobiernos de la historia republicana. Dando lugar a atragantarnos ocho años de autocracia, latrocinio, entreguismo, depredación de los recursos naturales, y empeoramiento de la calidad de vida de los que no estamos apandillados bajo la estrella del peledeísmo vinchista-balaguerista.
El presidente Mejía satisfaría nuestros deseos de saber cuál va a ser el destino de la “pandilla de los 23” que dirigen el PLD, y los cómplices que medran a la sombra del Ejecutivo.

El pueblo dominicano está formado por una amplia base social clase media baja, baja y muy baja. Y apenas un 15 por ciento conformada por clase media alta y alta, por lo que su capacidad de análisis es cuestionable. Y la mejor forma de satisfacer esa sociedad es complacer sus aspiraciones y sus gustos en su justa medida.

No es extraño que una masa social de escasa educación se sienta atraída y subyugada ante la opulencia, el brillo, la riqueza y la falsedad de hombres con ínfulas de intelectual, escuchar discursos rebuscados aunque de difícil comprensión, es una muestra mas de que vivimos de espalda a nuestras realidades.

El presidente Mejía ha sido el presidente que mas se parece al dominicano, en su trato, en su forma de hablar, en lo autóctono. Pero eso no les gusta a los dominicanos, a ellos les gusta la falsedad, lo opuesto a lo que ellos son, al extremo de que muchos argumentan que al dominicano le gusta que lo engañen.

Leonel es el gran responsable de la tragicomedia que vivimos, ya Leonardo D´Vinchi lo expreso en su ocasión: “Aquel que no castiga la maldad, autoriza a que se cometa

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