domingo, 8 de agosto de 2010

¿Hacia donde nos llevarán estos caminos?

La sociedad dominicana de los tiempos de “concho primo”, cuando padrotes y generales auto-proclamados se repartían el país por regiones, encontró en Trujillo la voluntad autocrática de un gobierno único, que por medio a la centralización del poder, administrar las limitadas existencias de entonces, aunque fueran para beneficiarse de manera exclusiva.

Esa sociedad, de composición rural predominante, creció bajo conceptos sociales, morales y culturales impuestos por la herencia hispánica.
Al mismo tiempo, esa formación y comportamiento aldeano fue amalgamada con la concepción personal de un hombre inculto, que no obstante ser sustentado por el pensamiento académico de la época, no dejaba de ser tiránico, excluyente y abusivo.

Sin embargo, desaparecido el tirano, el respeto, y los valores éticos, morales, así como también el concepto de la honorabilidad, signaban a los dominicanos, especialmente a la juventud, y de forma extrema, a la mujer durante un tiempo considerable.

Hoy, nos preocupa el caos que desintegra a nuestra sociedad; la violencia intrafamiliar; la delincuencia juvenil; el creciente número de madres adolescentes solteras; con el alarmante escenario de una prostitución juvenil que se inicia en ocasiones, en niñas menores de 13 años. Mientras las autoridades combatieron la prostitución de lupanares, hoy tenemos la prostitución barrial, o la de los colmadones y “liquor stores”, la de las estudiantes de la intermedia y bachillerato, las relaciones por dinero de las estudiantes universitarias, de las empleadas con salario mínimo, de las amas de casas débiles de carácter ante su desgracia económica, y hasta la de los que privan en “Tigueres” que sin ser degenerados, se aventuran por un par de tenis de marca.

También debe preocuparnos los efectos que resultan de la influencia de la televisión globalizada, de las páginas del Internet aviesas, de la tolerancia lasciva de los programas de televisión, y de las pantallas comerciales que ocultan bacanales y orgías.

A muchos, nos preocupa la realidad de los ejemplos que vivimos, dados por las autoridades que deben guiar nuestro pueblo. Todos los animales, incluyendo el hombre, aprende por imitación, hacen lo que ven, y dicen lo que oyen. Y no vemos medidas correctivas, ni buenos ejemplos.

Es del dominio público los sitios de encuentro, los celestinos que sirven de enlace, los gustos extraviados, y la vida sibarita de los afortunados de hoy.

En conclusión, nuestra sociedad de hoy está contaminada por viejos que perdieron la vergüenza; adultos que no conocen de honorabilidad; de jóvenes que nunca han respetado a alguien; de señoritas que se burlan del himen; de adolescentes que se las tiran para contarlas; de una juventud promiscua, irresponsable, materialista, vulgar y antes que orgásmica, de simple gusto material.

Cuán pobre nos sentimos cuando comprobamos que hoy, los viejos están gozando más que los jóvenes, porque disfrutan lo que vivieron y loque viven; mientras los jóvenes no tienen tiempo para disfrutar lo que gozan, mucho menos para valorarlo.

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